- 1 kg de tomates maduros.
- 1 cebolla pequeña.
- 1 o 2 dientes de ajo.
- 1 cucharadita de azúcar.
- 1 cucharadita rasa de sal.
- Pimienta negra molida.
- Aceite de oliva.
Esta es la forma tradicional de elaborar una salsa de tomate, sofreír los ingredientes y triturarlos con un pasapurés, pero se puede ahorrar algo de tiempo y trabajo triturando los tomates con una batidora o utilizando tomate triturado en conserva.
Elaboración
PASO 1
Lavamos bien los tomates, quitamos los rabillos y los cortamos en 8 trozos.
Picamos la cebolla y los ajos finitos, aunque no es necesario hacer unos cortes perfectos, porque al final vamos a pasar todos los ingredientes por un pasapurés.
PASO 2
Ponemos 4 cucharadas de aceite a calentar en una cazuela de fondo ancho.
Cuando el aceite esté caliente, agregamos la cebolla y los ajos picados.
Los rehogamos a fuego medio, removiendo de vez en cuando con una cuchara de madera.
PASO 3
Cuando la cebolla esté tierna y ligeramente dorada, 5 o 6 minutos, añadimos los tomates, 1 cucharadita rasa de sal, 1 cucharadita de azúcar y una pizca de pimienta negra.
Bajamos el fuego y aplastamos los tomates con una cuchara.
Los dejamos cocer a fuego lento durante 30 minutos aproximadamente, removiendo de vez en cuando con una cuchara de madera.
Nota: si salta el aceite, coloca la tapa en los primeros minutos de cocción, dejándola entreabierta para salga el vapor.
PASO 4
Por último, pasamos los ingredientes por el pasapurés.
Si prefieres una salsa más fina, después de triturarla, pásala por un chino o un colador.
Prueba la salsa y si la encuentras sosa para tu gusto añade más sal.
Nota: si no dispones de un pasapurés, tritura la salsa con la batidora.
Esta es una salsa básica de tomate condimentada exclusivamente con ajo y cebolla, pero se pueden incorporar otras verduras como la zanahoria o el pimiento rojo, o aromatizarla con diferentes especias como la albahaca, el orégano, el tomillo, el laurel, etc. El azúcar suele añadirse para contrarrestar la acidez del tomate, dando a la salsa un sabor más equilibrado.
Rehogar: Sofreír un alimento para que se impregne de la grasa y los ingredientes con que se condimenta.
Dorar: Adquirir o tomar color dorado un género mediante calor.