Pelamos la cebolla
En primer lugar, cortamos la cebolla a lo largo, por la mitad, como se muestra en la imagen.
Retiramos la piel. Si la primera capa no se encuentra en buen estado o tiene manchas, la retiramos también.
Cortamos los extremos, dejando parte de la raíz para que las capas se mantengan unidas.
1. Colocamos una mitad sobre la tabla, apoyándola por la superficie plana para que se mantenga firme mientras la cortamos.
2. A continuación, efectuamos una serie de cortes longitudinales, sin llegar hasta el final para que la cebolla no se desmorone.
3. Si queremos picarla muy finita, hacemos 2 o 3 cortes paralelos a la tabla, a diferentes alturas.
4. Por último, realizamos otra serie de cortes transversales, como se muestra en la imagen, obteniendo la cebolla picada.
Colocamos uno de los trozos sobre la tabla, apoyándolo por la superficie plana para que se mantenga firme mientras lo cortamos.
Realizamos una serie de cortes longitudinales, del grosor que se requiera en nuestra receta.
Corte en juliana: pequeñas tiras con el grosor de un fósforo (2 mm de ancho por 2 mm de espesor) y un largo no mayor de 6 cm.