- 4 huevos grandes.
- 120 ml de leche entera.
- 14-16 espárragos verdes.
- 6 rodajas de queso de cabra.
- 100 g de espinacas.
- 12-16 hojas de albahaca fresca.
- Un puñado de cebollino fresco.
- 3 cucharadas de queso gruyère o emmental rallado.
- Aceite de oliva, pimienta negra molida y sal.
Para la masa quebrada
- 220 g de harina floja.
- 110 g de mantequilla.
- 1 huevo.
- 1/4 cucharadita de sal.
- 1 cucharadita de azúcar.
- Molde desmontable de 23 cm.
Se considera que una harina es floja cuando su contenido en proteínas es menor del 10% (se indica en el paquete). Para estas masas son ideales las que contienen un 8-9% de proteínas.
Elaboración
Puedes comprar la masa, pero hacerla en casa es realmente sencillo y no te llevará mucho tiempo.
En primer lugar, tamizamos la harina pasándola por un tamiz o un colador de malla fina para eliminar los grumos.
A continuación, incorporamos la mantequilla cortada en dados.
Es muy importante que la mantequilla esté bien fría para que no se derrita rápidamente; por esta razón, también es recomendable meter las manos en agua fría antes de manipular los ingredientes.
Mezclamos la mantequilla con la harina utilizando las yemas de los dedos, removiéndola y estrujándola hasta obtener una mezcla en forma de finos grumos, con un aspecto similar al de unas migas de pan.
Añadimos 1 huevo ligeramente batido, la sal, el azúcar y 2 o 3 cucharadas de agua muy fría.
Removemos con las manos hasta integrar los ingredientes; mezclándolos prácticamente sin amasar, haciendo lo justo para unirlos y obtener una masa de aspecto homogéneo.
Finalmente, hacemos una bola con la masa, la envolvemos en papel film para que no se reseque y la metemos en la nevera durante 30 minutos como mínimo.
El secreto de la pasta quebrada es no trabajarla mucho, si la amasamos demasiado quedará dura. El aspecto debe ser el de una masa desigual.
Espolvoreamos harina sobre la superficie de trabajo y el rodillo para evitar que la masa se pegue.
Estiramos la masa con el rodillo en distintas direcciones, del centro hacia fuera, hasta obtener un disco del grosor deseado, aproximadamente de 3-4 mm.
Nota: Es recomendable sacar la masa de la nevera 10 minutos antes para que no esté muy dura y la podamos estirar fácilmente.
A continuación, enrollamos la masa en el rodillo con mucho cuidado y la desenrollamos sobre el molde. La amoldamos sin estirar, dejándola caer delicadamente para que prácticamente se ajuste sola.
Presionamos suavemente contra las paredes para que adquiera la forma del molde y recortamos el exceso de masa pasando el rodillo por el borde, como se muestra en la imagen.
La dejamos reposar 25-30 minutos en la nevera para que el gluten se relaje y se contraiga menos durante el horneado.
Nota: Si se rompe o agrieta, humedecemos la zona con agua y presionamos con los dedos para repararla, o utilizamos un pequeño trozo de masa a modo de parche.
Pinchamos el fondo varias veces con un tenedor para evitar que se formen burbujas al hornearla.
Para que la masa no se levante o se ondule ponemos un peso encima, lo habitual es cubrir el fondo con papel de horno y rellenarlo con unos garbanzos o judías.
La metemos en el horno, precalentado a 180 ºC.
La cocemos durante 10 minutos cubierta con el papel de horno y otros 10 minutos descubierta para dorar el interior. Esta es una primera cocción, que hacemos antes de incorporar los ingredientes, para que la masa esté bien hecha y crujiente por dentro.
Enjuagamos los espárragos. Cortamos los extremos leñosos de los tallos y los tiramos. El resto del tallo lo cortamos en 2 o 3 trozos.
Enjuagamos las espinacas, las hojas de albahaca y el cebollino y los cortamos en tiras finas.
Distribuimos los espárragos por la base de la tarta y los cubrimos con las hojas picadas.
Nota: Guardamos unas cuantas puntas de espárragos para decorar la tarta.
Ponemos los huevos en un cuenco con la leche y 3 cucharadas de queso gruyère rallado. Sazonamos con sal al gusto y una pizca de pimienta negra molida.
Batimos los ingredientes con unas varillas hasta obtener una crema homogénea.
Rellenamos la tarta con los huevos batidos hasta el borde de la base.
Colocamos encima unas cuantas puntas de espárrago y las rodajas de queso de cabra.
Por último, la metemos en el horno, precalentado a 200 ºC, y la cocemos durante 25 minutos aproximadamente, hasta que el huevo haya cuajado y la superficie esté bien dorada.
Para saber si la podemos sacar del horno, la pinchamos con un palillo, si sale completamente seco, sin restos de crema, está lista.
Tamizar la harina: Separar, usando un tamiz o un colador de malla fina, los granos o acumulaciones, introduciendo aire para conseguir una harina más porosa.