Costillas a la barbacoa
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Tiempo de preparación:
2 h 40 min.
Ingredientes para 4 personas:
  • 2 costillares pequeños de cerdo (600-700 g).
  • 4 patatas medianas.
  • 1 vaso de salsa barbacoa.
  • Aceite, pimienta y sal.
  • Papel sulfurizado (de horno) y papel de aluminio.

Para la salsa barbacoa

  • 1 vaso de tomate triturado (natural, no frito).
  • 1/2 cebolla roja.
  • 1 diente de ajo.
  • 2 cucharadas de azúcar moreno.
  • 1 cucharadita de miel.
  • 2 cucharadas de vinagre de manzana.
  • 1/2 cucharadita de pimentón dulce.
  • 3 cucharadas de salsa Worcestershire (salsa perrins).
  • 2 cucharadas de aceite neutro (girasol, cacahuete o maíz).
  • Opcionalmente, 1 cucharada de vinagre de Jerez.

Para disfrutar de unas deliciosas costillas realmente tiernas y jugosas, las cocinamos en primer lugar a temperatura moderada envueltas en un papel de horno, así, la carne se ablanda y se desprende de los huesos sin perder jugosidad. Después, las asaremos a alta temperatura para dorar la superficie y caramelizar los jugos y la salsa barbacoa.

La salsa barbacoa

Es una de las salsas americanas más conocidas, ideal para acompañar todo tipo de carnes asadas. No existe una única receta, en cada condado, incluso en cada familia o restaurante tienen su propia versión, más o menos dulce, picante, ahumada o especiada. Se puede utilizar alguna de las salsas que se comercializan, pero suelen elaborarse con una cantidad excesiva de azúcares y otros aditivos, que las hacen muy calóricas y poco saludables. Es realmente sencillo prepararla en casa y así controlamos la cantidad de azúcar y podremos personalizarla con los ingredientes que más nos gusten, limón o lima, ralladura de naranja, mostaza, especias como tomillo, romero, chile, semillas de cilantro, etc.

Elaboración


 

Salsa barbacoa

Pelamos media cebolla roja y un diente de ajo.

Los trituramos con la batidora hasta obtener una pasta.

La pasamos a un cazo pequeño sin aceite y la dejamos cocer a fuego suave 3 o 4 minutos para que pierda su propia agua.

A continuación, añadimos 2 cucharadas de aceite de girasol y lo rehogamos a fuego suave durante 5 o 6 minutos, hasta que la cebolla esté doradita.

 

Agregamos el tomate triturado, 2 cucharadas de azúcar moreno, 1 cucharadita de miel, 2 cucharadas de vinagre de manzana, 1/2 cucharadita de pimentón dulce, 3 cucharadas de salsa perrins y 1 cucharada vinagre de Jerez.

Lo dejamos cocer a fuego suave durante 25 minutos, hasta que la cebolla esté prácticamente deshecha. El resultado será una salsa espesa y oscura de textura melosa.

Para hacerla más fina, la pasamos por un chino o un colador, presionando con una cuchara.

 

Asar las costillas al horno

En primer lugar, retiramos la membrana que recubre la zona interior del costillar, porque aunque es fina, es muy dura y tiene una textura desagradable.

La levantamos con la punta del cuchillo por uno de los extremos del costillar y tiramos de ella con las manos hasta arrancarla completamente.

 

Salpimentamos los costillares, los pintamos con una capa fina de salsa barbacoa y los envolvemos en papel de horno. Para asegurarnos de que el paquete queda herméticamente cerrado, lo envolvemos con una segunda capa de papel de aluminio.

Nota: No lo envuelvo directamente en el papel de aluminio porque no tengo claro si existe algún riesgo de contaminación, tampoco de lo contrario, pero ante la duda, prefiero evitarlo.

 

Metemos los costillares en el horno, precalentado a 150 ºC, durante 1 h 30 min, hasta que la carne se desprenda fácilmente de los huesos.

A continuación, los sacamos de los paquetes y los asamos a 200 ºC entre 20 y 25 minutos, en la parte central del horno, pintándolos con la salsa barbacoa cada 7 u 8 minutos, hasta que estén dorados y con una capa de salsa caramelizada.

Nota: Al abrir el paquete, la carne debe estar muy tierna y prácticamente desprenderse de los huesos, si no, vuelve a cerrarlo y déjalo en el horno otros 10 o 15 minutos.

 

Acompañamos de unas patatas fritas

Las pelamos, las cortamos en tiras de 1 cm de grosor aproximadamente y las freímos en una sartén con abundante aceite.

Mis patatas preferidas son las que están tiernas por dentro y con el exterior muy crujiente y dorado. Esto se consigue cocinándolas dos veces, primero en el aceite a baja temperatura para ablandarlas y después friéndolas con el aceite más caliente para crear una fina corteza crujiente.

1º. Las freímos parcialmente a fuego medio, 150 ºC, entre 10 y 12 minutos, hasta que empiece a dorarse la superficie.

Las sacamos del aceite y subimos el fuego.

2º. Cuando el aceite esté bien caliente, a 190 ºC, las freímos durante 2 o 3 minutos, hasta que la superficie quede bien dorada.

Las escurrimos sobre un papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.

Nota: Es importante sacar las patatas del aceite para calentarlo, de lo contrario, se seguirían cocinando mientras alcanzamos la temperatura deseada y no conseguiríamos el mismo efecto.

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